Los hermanos Grimm escribieron ‘El flautista de Hamelín’ en 1816 (aunque le llamaron ‘El cazador de ratas de Hamelín’ originalmente). Probablemente conozcan el cuento, que narra una leyenda de inicios del siglo XIII en Alemania, y que en la versión de los hermanos Grimm habla sobre la importancia de cumplir las promesas. Básicamente, un flautista es contratado para poder terminar con un problema de infestación de ratas en un reino, que ya había intentado de todo. Él prometió que podría hacer que las ratas siguieran a su flauta, pero tendrían que pagarle. Hizo su labor como prometió, pero el Alcalde de la ciudad no le quiso pagar. Por eso, en castigo, tocó de nuevo su flauta y todos los niños de la ciudad lo siguieron y se fueron para siempre. ¡Uf! Es importante cumplir con lo que prometemos, ¿no creen?
Sin embargo, moral de la historia aparte, hoy vi una noticia que me llevó a pensar en la frase de ‘sigue a la ciencia’ que tanto ha sonado en estos tres años. Frase que ya he explicado que carece absolutamente de sentido, porque la ciencia no se sigue, la ciencia se cuestiona. Si pides que sea seguida ciegamente, entonces se trata de dogma, de religión, y no de ciencia.
En ese estribillo trillado y absurdo de sigue a la ciencia, aparecen cosas tan ineptas y carentes de evidencia científica como la que vi en la noticia (https://thefreethoughtproject.com/vaccine-safety-health/fda-changes-narrative-now-says-some-americans-shouldnt-get-another-covid-jab). En esencia, la agencia reguladora de medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha anunciado ‘cambios’ en sus recomendaciones e instrucciones (que, supongo, esperan que la gente siga como si se tratara de las ratas a la música del flautista).
Los cambios incluyen:
1) Ya no se aplicarán las inyecciones originales (las monovalentes, es decir, las que ‘protegían’ contra la variante de SARS-CoV-2 que desapareció del planeta desde mediados de 2020) de Pfizer y de Moderna y ahora únicamente ‘autorizan’ el uso de las inoculaciones bivalentes (las que protegen contra la variante de SARS-CoV-2 que desapareció del planeta desde mediados de 2020 y la variante que ya va de salida desde hace meses).
2) A los adultos que no recibieron ningún producto, solamente se les recomienda una dosis de la inyección bivalente.
3) A los niños de 6 meses a 5 años les recomiendan dos dosis de la bivalente de Moderna, y los de 6 meses a 4 años pueden tener tres dosis de la bivalente de Pfizer.
4) Los adultos que han recibido las dos dosis de la inoculación monovalente y una de las bivalentes no pueden tener una dosis adicional, a menos de que i) tengan 65 años o más, ii) tengan más de 5 años y tengan un sistema inmune deficiente, siempre y cuando hayan pasado dos meses luego de su última dosis, aunque sea bivalente, y que lo hagan a “la discreción de, e intervalos de tiempo determinados por su proveedor de salud”.
Por favor no vayan a interpretar este escrito como que estoy yo recomendando estos cuatro puntos. No es así. No tendría que aclararlo, pero ya sé que hay algunos que, por no leer bien, o por franca mala leche, podrían creer o decir que eso estoy haciendo, así que mejor dejarlo aquí por escrito. Lo que estoy intentando hacer es mostrar cómo la flauta de estos que exigen que sigamos-a-la-ciencia, no se basa en ciencia. No se basa en ningún estudio. Parece que eso no importa ya a los científicos que trabajan para las agencias, ni para los que pregonan estas recomendaciones como si se tratase de mandamientos.
¿En qué estudios se basan, señores y señoras, médicos y médicas, doctores y doctoras? ¿Nos pueden citar el o los estudios que indican la seguridad a corto, mediano y largo plazo (hecho en humanos, no en ratones) de esas recomendaciones de la FDA? ¿Dónde están los datos clínicos publicados? Si no pueden responder, no tienen nada que hacer recomendando estos productos. ¿Acaso no entienden que están recomendando con base en criterios que nada tienen que ver con evidencia científica, médica o biológica? Lo están recomendando con base en el olor de la cartera, o, acaso, cosas incluso menos tangibles y más terroríficas. ¿Lo saben?
Espero que, como en la novela de Hamelín (también inmortalizada por Les Luthiers, de forma bastante menos tétrica, https://www.youtube.com/watch?v=ZDm8XwQ8wtY), no acabe siendo el costo la vida de nuestros niños. Si los adultos quieren seguirse inmolando, vale, pero, ¿los niños? ¿No ha sido suficiente el horror de 184 muertos, 602 permanentemente incapacitados y 1,452 casos de miocarditis en niños que han recibido el flautazo de las inyecciones monovalentes ‘anti-COVID’ en los Estados Unidos? (https://openvaers.com/covid-data/child-summaries; y, recuerden, estos son datos subestimados, como he explicado varias veces aquí).
No, médicos, dentistas, colegas. No. Yo no sigo-a-la-ciencia. Yo, como persona formada en ciencia y dedicada a la ciencia y a su enseñanza, no la sigo. La cuestiono y la vuelvo a cuestionar. Aunque en ocasiones no sea agradable hacerlo, aunque sea cansado. Esto es el quehacer científico. Mejor sean honestos y reconozcan que no hay evidencia que sustente que estos productos son seguros ni necesarios, y que los recomiendan porque eso les ordenaron o para eso les pagan, o que lo hacen porque les aterra ser hechos a un lado y ridiculizados por sus colegas. Al menos tengan esa honestidad.
Saludo a todos los miembros de la comunidad, Karina AW
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