Estimados miembros de Akasha Comunidad:
A tantos años de conocernos en este espacio, ya han de saber que yo no tengo redes sociales (y no, no concibo a esta comunidad como una ‘red social’… para mí es como una comunidad en la que lamentablemente no he tenido oportunidad de conocer a todos en persona, y en la que imparto clases a quienes quieren aprender de algunos temas). Aclaro que no busco generar polémica y, mucho menos deseo que mi escrito sea interpretado como si quisiera convencer a otros de no tener redes sociales. ¡Para nada! Al igual que con las inoculaciones, cada uno tiene derecho y libertad de elegir y de hacer como les plazca, mientras tengan la responsabilidad de lidiar de frente con las consecuencias de sus acciones. A mí no me gustan; no me gusta lo vulnerable que deja a los usuarios, la falta de privacidad, y aquellas partes – sombras, digamos – que se siente la gente más libre de exhibir. Ese anonimato que saca lo peor de uno.
El asunto es que a la mayoría de la población sí les gusta usar las redes sociales o, las usa aunque no les guste. ‘¿Y qué con eso?‘ pensarán algunos. ‘¿Qué tiene que ver con lo que aquí comparte Karina?‘ Pues, a primera vista nada, aunque tiene todo que ver. Justo son las redes sociales – incluso más que los medios en sí mismos – las que han permitido la diseminación pandémica de una sola verdad, censurando – con pocas excepciones – narrativas paralelas y perpendiculares hasta callar cualquier voz que se atreve a preguntar. Sin embargo, no es por eso que las menciono en este mensaje. Específicamente, quiero compartir con ustedes este vídeo en el que la Psicoterapeuta Marian Rojas explica cuál es la razón por la cual los vídeos de TikTok generan una adicción, y detalla el problema (que es serio) de esa adicción: la activación de la síntesis de dopamina que nos produce placer inmediato – dirigido precisamente, algoritmos computacionales mediante, a aquello que nos gusta. Más barato que la cocaína, pero incluso más adictiva, y acaso más peligrosa, porque pocos siquiera se identificarán a sí mismos como adictos.
¿Qué ha pasado con nosotros? ¿En qué nos estamos permitiendo convertir? ¿En primates homínidos adictos a la recompensa inmediata, sin tolerancia a la frustración, sin capacidad de discernimiento, sin límites, empapados de miedo, de hastío, sin siquiera poder reconocer el gozo, la alegría, cuando la vemos? Cada vez son más los vídeos de 1 minuto y menos los libros, más el zapping y menos el pensamiento libre, más el copy paste y menos la creatividad. ¿Qué hemos hecho con el Homo Sapiens?
Les saludo y agradezco que me lean cuando mi sentipensamiento divaga en otras direcciones a las que típicamente comento en este canal, Karina AW
El vídeo en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=YLLaKO-ZnLw (¡Gracias, Irus!)