Estimados miembros de Akasha Comunidad:
A inicios de 2021, se me invitó a impartir un seminario el 22 de abril sobre “las vacunas COVID-19 y cáncer” para médicos del Instituto Nacional de Cancerología (México), por parte de un Médico Oncólogo (omitiré su nombre para evitar ocasionarle algún problema). Me dio mucho gusto recibir dicha invitación, y preparé la charla, para la que en ese momento no contaba con demasiada evidencia científica publicada sobre lo que hipotetizábamos varios en relación al riesgo oncogénico que representaban estos productos.
Enfoqué la charla en varios aspectos:
1) Lo que se sabía sobre la seguridad de estos productos en personas con cáncer.
2) Lo que se sabía sobre la eficacia de estos productos en personas con cáncer.
3) La posibilidad de que estos productos pudieran ocasionar o recrudecer cáncer, o interactuar negativamente con los quimioterapéuticos o con los inmunoterapéuticos.
4) La posibilidad de diagnosticar equivocadamente un cuadro de linfadenopatía post inoculación con cáncer.
Durante mi charla, le dije a los médicos que los puntos 1 a 3 podía responderlos rapidísimo con un “no se sabe casi nada o nada”, lo cual en sí mismo me parecía preocupante y – pensé – seguramente les debiera preocupar a ellos como oncólogos. Esto era porque a pesar de que las diferentes sociedades de cancerología de diversos países recomendaban la vacunación a pacientes oncológicos, lo cierto es que en abril de 2021 no se habían realizado más que contadísimos estudios, todos limitados en el número de sujetos, y de cortísima duración, sobre la protección (que la equiparaban con la cantidad de anticuerpos producidos, aunque tener anticuerpos no significa que estos protejan contra lo que se desea) que ofrecerían y sobre la seguridad en personas con cáncer. Eso sí, hablé de lo que en ese momento sabíamos (ahora sabemos mucho más que en abril de 2021) de cómo podrían inducir o promover estados cancerígenos, y también les recordé que una persona con cáncer suele ser una persona inmunosuprimida, en particular en cuanto a sus linfocitos T de ayuda (CD4), los linfocitos T citotóxicos (CD8) y sus células NK, lo cual implica que es probable que no sean muy eficientes respondiendo a un estímulo antigénico. En resumidas cuentas, les intenté recordar al foro de médicos oncólogos el principio precautorio de la medicina, mismo que – uno esperaría – todos ellos debían de saber y regirse por él.
No fue recibida de muy buena manera mi charla, lo confieso. Si bien, fueron educados, digamos que se podía sentir animadversión por parte de algunos, incredulidad por parte de otros e indiferencia por parte de la mayoría. Hoy, a casi dos años de distancia, veo las estadísticas de diversos países, observo los reportes de sistemas de monitoreo como VAERS (en donde, por ejemplo, la cadena de búsqueda de “breast mass” – es decir, masa en el seno, indica que hay 827 casos registrados… y recordemos, por favor, que VAERS recoge menos del 10% de lo que realmente ocurre, de acuerdo a estudios conservadores aquí compartidos), leo la cantidad creciente de casos clínicos publicados de cáncer post inoculación (como, por ejemplo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35798903, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35979213, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35502086, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33974494) o casos de reactivación o agravación del cáncer (como, por ejemplo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35380021, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34628691, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36434709, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34612003), analizo los datos provistos del mismísimo sector salud de México (por petición ante la IFAI) que muestran un incremento en cáncer de mama en 2021 sin precedentes – de hasta 3249% en algunos grupos de edad – con respecto al promedio de 2017, 2018, 2019 y 2020, y que presenté recientemente en una charla (ver minuto 34:50 de https://odysee.com/@akashacomunidad:0/PlausibilidadBiologica:6) y siento mucha tristeza. Recuerdo la charla ante los oncólogos y deseo con todo mi ser que al menos algunos médicos que me escucharon hayan tenido algo – aunque sea algo – de precaución con sus pacientes. Me pregunto si, al menos, contemplan la posibilidad de que estos productos que tan fervorosamente recomendaron, puedan estar involucrados en el incremento de casos, que sé que están recibiendo en sus consultorios, de tantos tipos de cáncer desde mediados de 2021.
Finalmente, sobre el punto 4 de la charla, ni qué decir. Son tantos, pero tantos, los artículos que alertan sobre las linfadenopatías (inflamación de nódulos linfáticos) que ocurren casi inmediatamente en respuesta a la inoculación, en ocasiones con un patrón hipermetabólico de las células inflamatorias. Estas linfadenopatías son parecidas – a veces idénticas en imagenología – a las que ocurren en procesos cancerígenos, y puede llevar a diagnósticos equivocados y hasta tratamientos dañinos e innecesarios. Vean ustedes mismos en una búsqueda en Pubmed: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=lymphadenopathy+AND+covid+AND+vaccination&sort=pubdate.
Me pregunto, ¿cuántos diagnósticos falsos de cáncer habrán recibido pacientes inoculados que desarrollaron linfadenopatías post-inoculación? Pero, más importante, ¿cuántas personas inoculadas han desarrollado cáncer o, de haber estado en remisión, sufrieron reactivación del mismo? En una encuesta hecha a Akasha Comunidad hace varios meses, encontramos que más del 30% de la comunidad ha tenido al menos un conocido cercano que desarrolló cáncer luego de haberse inoculado (https://t.me/akashacomunidad/2324, https://t.me/akashacomunidad/2325), y por pláticas con colegas de otras partes del mundo, ese porcentaje es cercano a lo que se está observando en otros lados. ¿Cuántas personas piensan que simplemente fue ‘mala suerte’ y no contemplan, ni por asomo, el que estos productos impactan a nivel inmune, pero también a nivel de inducir o fomentar la proliferación celular descontrolada – ambas cosas en conjunto siendo una receta para el cáncer (vean https://authors.elsevier.com/a/1gYVB15pGcBWar)? Al menos, si contemplan esa posibilidad, es menos probable que sigan exponiéndose a más y más dosis de estos productos. Lamentablemente, aún hay muchos que simplemente no pueden – o no quieren – ver, y no ayuda el que ahora se proponga esa misma tecnología basada en ARNm sintético para ‘vacunar’ contra el cáncer (https://www.cnbc.com/2023/01/06/biontech-says-it-will-start-cancer-vaccine-trials-in-the-uk-from-september.html, https://www.elfinanciero.com.mx/salud/2023/01/30/vacuna-contra-el-cancer-y-tratamientos-personalizados-como-funcionaran-en-el-futuro). ¿Será que algunos incautos se creerán esta historia como se creyeron que las ‘anti-COVID’ eran seguras y efectivas, que frenarían la transmisión, que a lo más les dolería el brazo? No lo sé… solo pregunto.
Espero que esta información les sea de utilidad y les saludo, Karina AW