Caso clínico del tratamiento compasivo de un paciente con cáncer de próstata

Estimados miembros de Akasha Comunidad:

Me da mucho gusto compartir con ustedes una publicación, recién salida del horno, escrita por Aparicio-Alonso y Torres-Solórzano en la revista indexada “Salud, Ciencia y Tecnología” (https://revista.saludcyt.ar/ojs/index.php/sct/article/view/699). Se titula: “Caso clínico: Aplicación compasiva de una solución a base de dióxido de cloro en un paciente con cáncer de próstata metastásico”.

Para comprender la relevancia de este caso clínico publicado, es necesario indicarles que el cáncer de próstata, cuando se encuentra en lugares lejanos a la próstata (es decir, cuando se hizo metastásico) tiene una probabilidad de supervivencia del 28% en los 5 años posteriores a su detección (https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/prostate-cancer/prostate-cancer-prognosis); es decir, baja, incluso recibiendo el tratamiento convencional.

Se trata de un hombre de 64 años, sin historial clínico de relevancia, quien en octubre de 2019 se realizó un examen prostático de rutina. Los valores del antígeno prostático fueron altos (> 10 ng/ml) y fue diagnosticado mediante biopsia y tomografía de emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) con un cáncer prostático metastático. Unos meses después, en febrero de 2020, el paciente rehusó realizar el tratamiento propuesto de quimioterapia e inmunoterapia y eligió terapia metabólica que consistió en la administración intravenosa diaria de 2DG (un análogo de glucosa) durante 10 semanas, seguimiento de dieta cetogénica y ayuno intermitente. Además en marzo de 2020, se inició un protocolo de administración oral de solución de dióxido de cloro (CDS, por sus siglas en inglés) con dimetil sulfóxido (DMS), y la administración por enema de CDS. A inicios de 2021, se agregó zeolita a la dieta, y en 2020 se agregó un protocolo mensual de CDS intravenoso. El resultado: Los valores del antígeno prostático se normalizaron y se mantuvieron en esos niveles normales durante 44 meses, además de que monitoreo por PET mostró la reducción de los tumores metastásicos, sin haberse presentado efectos adversos.

Cabe señalar que la concentración que se usó para sus protocolos fue cien veces más baja que la dosis de “nivel más bajo con efecto adverso observado” en la literatura científica (LOAEL, por sus siglas en inglés). El paciente tomó, por tres vías (oral, por enema y por la vía intravenosa) durante meses el CDS, sin efectos adversos.

Si bien una golondrina no es una primavera, este primer caso clínico publicado da mucha esperanza de que el CDS pueda ser una opción viable, económica y segura para tratar padecimientos con baja posibilidad de supervivencia bajo los esquemas actuales de la medicina.

Es indispensable que este tipo de reportes de caso sean conocidos por las autoridades sanitarias para que se realicen los ensayos clínicos aleatorizados, controlados y doble ciego con esta sustancia química.

Felicito a los autores; publicar este tipo de reportes clínicos en el ambiente actual de censura y dogmatismo es una proeza. Esperemos que más médicos que tengan experiencia en el uso compasivo del CDS se animen a publicar sus casos clínicos.

Espero que encuentren de utilidad el reporte,

Karina AW

Comparte este contenido: