Estimados miembros de Akasha Comunidad:
Hace poco, Andrew Madry, científico enfocado en procesamiento de señales y bases de datos, realizó un análisis sobre muertes excedentes. Él estaba interesado en analizar los patrones de mortalidad en residencias de personas mayores en el contexto de la pandemia en Australia, y se topó con algo inesperado: un incremento marcado en la mortalidad asociada a demencia (arriba de lo esperado dados los promedios anuales) en Australia (https://andrewmadry.substack.com/p/excess-dementia-deaths-in-australia). Si ven la novena figura del trabajo de Madry, se ve ese dramático incremento y la asociación en el tiempo con el inicio del programa de inoculación contra COVID, llamado “COVID shield”, en residencias de personas mayores. ¡Ese incremento representa 800 muertes excedentes por demencia!
Evidentemente, no es posible, con esos datos adjudicar causalidad. Tenemos que considerar que podría ser otra la causa, pero es irresponsable ignorar la temporalidad del inicio del programa de inoculación. Sin embargo, lo correcto sería investigarlo, porque son productos que no se usaban antes, y porque su uso coincide con el incremento en las muertes de personas con demencia.
Ahora bien, ¿cuál sería la posible relación entre muerte de personas con demencia y las inoculaciones? Veo tres hipótesis posibles: 1) Dado que en las residencias de adultos mayores hay, de acuerdo a los datos oficiales de Australia, muchos casos de demencia (de hecho, enlistan la demencia como la segunda causa de muerte en ese país, e indican que casi el 70% de las personas en residencias de ancianos tiene demencia), el incremento se debe efectos adversos de las inoculaciones que incrementan el riesgo de morir en personas mayores (ya he presentado en un par de charlas recientes los datos de Rancourt y colaboradores (doi:10.13140/RG.2.2.15017.47209), que muestran como incrementa la tasa de letalidad por dosis de estos productos en personas de más de 60 años, y desde 2021 se sabía que había un incremento de muertes en personas mayores inoculadas, como fue el caso de Noruega (https://www1.racgp.org.au/newsgp/clinical/tga-flags-possible-covid-vaccine-restrictions-foll). En este escenario, podría explicarse el incremento en las muertes de personas con demencia a que estas tuvieron problemas cardíacos o de coagulación post inoculación – por mecanismos ya explicados en este canal – en adultos mayores que ya tenían demencia. 3) Estos productos basados en ARNm sintético y que inducen la producción endógena de la proteína Spike, pueden conducir directamente a cuadros de neuroinflamación y autoinmunidad que, a su vez, deriven en demencia. En otras palabras, que estén presentándose más casos de demencia que antes, con un desenlace fatal por encima de lo esperado. ¿Importa diferenciar entre las tres hipótesis planteadas? ¡Por supuesto!, porque aunque los tres escenarios planteados llevan a lo mismo, si se trata de la tercera, esperaríamos ver que incrementen los casos de demencia y de otras alteraciones neurológicas asociadas a la inflamación, o autoinmunidad, incluso en personas de menor edad, en los que no es tan común que ocurran estos cuadros. Espero que esta información sea de utilidad para ustedes, Karina AW Publicación original: https://t.me/akashacomunidad/2522
2) Esas muertes excedentes en personas con demencia no tienen relación alguna con las inoculaciones, sino que reflejan que murieron más personas que ya tenían demencia debido a la marcada soledad y al escaso cuidado que se les ha dado en sus residencias durante la pandemia. En otras palabras, en este escenario, las inoculaciones no tienen nada que ver con el incremento en las muertes (esto es improbable, dado que no se observó ese incremento hasta después de haber iniciado la campaña de inoculación en las residencias de ancianos).
Espero, en verdad, que el incremento tan marcado de muertes en personas con demencia (al menos en Australia; se tendría que ver lo que ocurre en otros países) no refleje la posibilidad de que sean las inyecciones ‘anti-COVID’ la causa; sin embargo, ya se han publicado muchos casos clínicos y revisiones sobre la ocurrencia de neuropatologías diversas en personas inoculadas. Las he compartido aquí, aunque es casi imposible que sean exhaustivas dada la rapidez con la que se acumulan las publicaciones. Dado que la demencia tiene un componente inflamatorio y autoinmune (recomiendo que lean esta revisión reciente – en inglés – si les interesa el tema: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36736379), no es descabellado plantear la posibilidad de que exista una asociación.